jueves, 21 de agosto de 2008

En holandés

Rijksmuseum Vincent Van Gogh

Tuve que vencer una grandísima resistencia para decidirme a participar de las actividades más turísticas que ofrece Ámsterdam. Sobre todo el paseo "museo" que encima de estar atestado de gente hay que hacer cola para entrar...

Debo confesar que no me arrepiento. El museo Van Gogh es bellísimo. Ni más ni menos. La curaduría es fantástica. Mi medida es que, a pesar de que no entiendo nada de plástica, me fue posible seguir la evolución estética de Van Gogh sin dificultad.

Primero hay un gran salón donde están expuestos cuadros de sus contemporáneos. La idea es mostrar qué estaba pasando en el momento en que Van Gogh empieza a pintar. Luego, la época oscura y más tarde cómo va experimentando con el color. Es realmente una experiencia para el gran público, es decir, para el que no entiende de arte.

Me encantó además encontrar pinturas que no había visto nunca. La serie de pinturas japonesas fue un gran descubrimiento. Esta pintura no la conocía y es la que más me conmovió.

"Almond Blossom", Vincent Van Gogh

También me sorprendió que, a diferencia de lo que pasa en Buenos Aires, a la hora de querer comprar algún souvenir no te matan con los precios. Tampoco en la cafetería del museo. Me acordaba del Malba, por ejemplo.

Otro descubrimiento maravilloso: Werkman.

"Muzicale impressie", Hendrik Nicolaas Werkman

Prostutiezone

No sé si les conté que la casa de Cecilia está a la vuelta del famoso Barrio Rojo. Así que desde que estoy acá cuando salgo a dar una vuelta a la noche, termino desfilando frente a las vidrieras de las chicas.

Pero ayer fue diferente: Ceci convocó a su amigo Ernesto, uruguayo gran conocedor de la zona, e hicimos un paseo por rincones más sórdidos escoltadas por él. Como se pierde un poco lo "pintoresco" de la cosa turística, uno empieza a ver que hay detrás del cartón pintado.

Y por más que Ámsterdam se venda al mundo como la ciudad más desprejuiciada, la prostitución es lo mismo en todos lados. La diferencia (no menor) es que acá las chicas están más protegidas.

Lo que es MUY divertido es entrar a los sex shop. Es tan liberador que sean lugares luminosos, abiertos, hasta entretenidos. Todo el mundo entra y sale, mira, toca, a veces compra. ¡La variedad! ¡Los tamaños! En fin... Lástima que no se puede sacar fotos...

Bloemenmarkt





Albert Cuyp Markt



2 comentarios:

ziNziA dijo...

Qué coincidencia. Justo el lunes vimos un Van Gogh original en un museo de Buenos Aires: en la parrilla (sí, carne!) del Museo Ernesto de la Cárcova un perrito sin una oreja olfateaba a nuestro alrededor, mientras el mozo le decía "¿qué buscás, Van Gogh?"
***
¿Hay taxi boys en la zona roja?

chin chin yamaní

Haru dijo...

¡Qué lindo! ¡Estamos conectadas por una ristra de chorizos!!! En Holanda no se consiguen...