lunes, 24 de noviembre de 2008

Westmalle

Noviembre y ya nevó copiosamente.

La casa donde vivo en Westmalle.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Estadía en Ámsterdam - Parte 3

Con Ceci

De regreso de Inglaterra y luego de resolver las cuestiones con el Kushi Institute, pasé unos días en la casa de Ceci. Como no podía ser de otra manera, cocinamos y comimos rico. ¡E hicimos sushi!



Además fuimos a ver la muestra de un amigo holandés de Ceci. A JSG le hubiera encantado: es un pibe que trabajó sobre el concepto de la cámara estenopéica y fotografió la vista desde unos monoblocks que pronto serán demolidos. Pero lo curioso es que las fotografías se sacaron de la proyección de la vista sobre la pared de las habitaciones vacías, y luego se muestraron en 3D en un display que superponía las imágenes de dos habitaciones diferentes. Es decir, la imagen de la imagen invertida, sobre la imagen de al lado. Buena idea, quizás le faltó un punch para ser bella.

Camino a la muestra.

Además una pieza compuesta por Ceci fue elegida para competir en un concurso junto con otras 3 de compositores: una holandesa, un belga y un finlandés. Así que allí fui. La obra de la holandesa ganó el premio del público y la del finlandés la del jurado, lo cual muestra que ni el público ni el jurado están preparados para que le rompan los esquemas. La obra de Ceci era, sin dudas, la más osada.

En medio del ensayo

¡Gran sorpresa gran! ¡Ceci está practicando macrobiótica!!! Así como si nada, una día pasé por la casa a saludarla justo antes de su cumpleaños y ¡zas! lo primero que hace es mostrarme la heladera: ¡tempeh, tofu, miso, verduras varias y sushi macrobiótico! Así que ¿qué recibió de regalo de cumple? Por supuesto, un libro lleno de recetitas que cada vez que paso por Bethaniendwarstraat 20 está sobre la mesa en una página diferente. Este es el manjar que cocinamos juntas:



En el KI

Y luego de unos días en la casa de Ceci, me instalé en la residencia del Kushi Institute para dedicarme de lleno a la MB. En una mezcla de estilo holandés-argentino, me mudé en bicicleta (estilo holandés) trasladando mi valija atada con una correa a la parte trasera (estilo argentino).



La residencia: un lujo. Disfruté de una habitación enorme para mí sola en un piso compartido con otras dos estudiantes y un profesor.




Durante mi estadía me hice amigota de Patricia (derecha), una española macanuda que vino para estudiar MB y encontró al amor de su vida; y Rebecca, australiana que va y viene al KI desde hace 2 años y con la que pude establecer una relación amable luego de algunas rencillitas.



También disfruté de una semana de trabajar en el restaurant por unas horas. Aprendí a hacer algunos panificados macrobióticos, que era una deuda pendiente hasta ahora. Y me sorprendí gratamente al ver que en Deshima, el restaurant, cocinan con ingredientes de buenísima calidad.


Detrás del mostrador

Los MB, se sabe, somos gente muy versátil. Aquí tienen a Jarka, la directora de estudios checa, y Lander, el cocinero vasco, cambiando una lamparita.



Por lo demás, el curso fue intenso en muchos sentidos. Algunas pocas fotos fuera de foco con mi amigo Motz y de otras compañeras durante el taller de cocina. Y un video que les da un idea de cómo era la cosa. Atenti que aún es de día ¡y ya estamos preparando la cena!!






Cena Macrobiótica a la holandesa

Luego de 3 meses en Holanda, tuve mi primera experiencia como invitada de una holandesa de la que me hice amiga durante la conferencia de verano. La parte gastronómica fue genial. Cocinamos con Marja y cada una preparó algo que la otra no conocía así que intercambiamos saberes.

Sushi sin Nori
Postre de manzana con Kuzu.

Por lo demás, tienen una manera bastante diferente a la nuestra, pero ya estaba advertida porque en varias oportunidades Cecilia me había hecho comentarios al respecto. Por empezar esperan que llegues exactamente a la hora pactada, que en este caso era a las 17 hs. Yo llegué 17.20 hs y estoy justificada porque no conozco mucho Ámsterdam, pero igual no me salvé de que en un momento me hiciera notar que había llegado tarde. Después, cocinan muy poca comida, muy muy justito. Y por último a las 19.40 hs me dijo: "Bueno, tengo que acostar a mi hija y nosotras nos tomamos nuestro tiempo porque bla, bla, bla... ¿Te querés quedar o te vas?" Y bueno... me fui. La verdad fue una experiencia muy interesante.

La segunda vez, fue un poco más distendida. Probamos nuevos platos, comimos muy rico y, por ser sábado y en la compañía de Gerd, conversamos hasta bastante más tarde.

Sinterklaas

El domingo anterior a mi partida hacia Bélgica, ¡llegó San Nicolás
a Ámsterdam!! Acá parece que les contaron otra historia... Resulta que San Nicolás llega todos los años en barco desde España (???) y se pasea por las calles precedido de un séquito de mulatos, que son sus ayudantes, y los niños le entregan papeles en donde (supongo) le piden los regalos que desean o (más probablemente) enumeran los motivos por los que se los merecen. Ya veré de confirmar sospechas y les cuento.

Los niños se ponen unos gorritos iguales a los de los ayudantes mientras esperan a Santa y reciben con gusto los caramelos y galletitas que los morochos les entregan.







También parece que hay ritual de regalos para los niños tanto el 5 de diciembre (aún no entiendo muy bien por qué) como el 25 de diciembre, pero no el 6 de enero.

Hasta aquí la parte 3. Quién les dice que, como Rocky, todavía tenga muchas más aventuras por vivir aquí.


viernes, 7 de noviembre de 2008

Madretsmá

Justito antes de comenzar el nivel 3, vino Matías a visitarme desde Ginebra. Se quedó sábado, domingo y lunes, y juntos recorrimos Ámsterdam.

Estuvo buenísimo volver a caminar y pedalear por la ciudad con otra persona. Me di cuenta de que, después de la fascinación inicial, había perdido la capacidad de ver el lugar con asombro. Y pude también hacerme un mapa más acabado de la parte céntrica, conectando mentalmente lugares que para mí estaban medio sueltos. Vieron que pasa eso con los lugares, ¿no? A veces uno sabe dónde es La Paternal, Caballito y Boedo por separado pero lleva un tiempo poder ponerlos juntos.

Gracias a la visita estuve en lugares en los que no había estado. El Magere Brug, que es simplemente un puente que atraviesa el río Amstel pero que tiene la peculiaridad de haber sido construido por primera vez en 1691. Aparece además en la peli de James Bond Diamonds are Forever.



Lo cual me lleva a contarles que también estuve en una fábrica de diamantes. Por supuesto, no se fabrican pero sí se pulen. Allí aprendí cómo es que determinan el valor de una piedra y tuve la oportunidad de ver (¡tocar y probarme!!) anillos de 35.000 euros y más. Fue shockeante que junto con nosotros en la visita en castellano había una pareja de colombianos y ahí nomás él le compró a ella un anillo por 1.000 euros que le engarzaron en el momento.

Y les confiezo algo: vieron que yo soy medio hippie, ¿no? Bueno, nada menos hippie que un anillo de diamantes... Y claro, al entrar le digo a Matías: "A mí los diamantes, las joyas, la verdad no me interesan" Y se lo decía en serio, honestamente por supuesto. No estaba careteando. Pero tener la piedra ahí, ver cómo brillan y lo bellísimos que son algunos de los anillos ¡me hizo cambiar de opinión! Digo, no me gastaría ni 1 euro en un anillo de diamantes (ni como inversión ni nada) pero creo que de ahora en más ¡puede ser que me pare más seguido a mirarlos en las vidrieras! "Diamonds are girls best friends", diría Marilyn.

Dejando de lado la anécdota "material girl" del relato, agrego que volví a ir a la biblioteca de Ámsterdam... ¡Guau!! ¡Creo que más de uno de Uds. se quedaría a vivir ahí! El edificio tiene a penas unos 2 o 3 años. Está equipado con Internet por supuesto, catálogo digital, sector de DVDs y CDs, unos ventanales preciosos que dan al río y tienen una vista maravillosa de toda Ámsterdam (en días claros, ¡de toda Holanda!). Y, en palabras de Matías, más que una biblioteca parece una galería de arte.

Una de las partes más hermosas: el sector para niños.



En una de las paradas para descansar con un frío loco, en un día húmedo y nubladísimo, con lluvia casi constante, probé finalmente una de las especialidades holandesas: el arenque crudo servido con cebolla cruda picada bien chiquita y pickle de pepino. Rico, digamos... Detrás del caballero se aprecia el típico puestito de venta de herring.



Otro lugar para el deleite de más de uno: Kitsch Kitchen, un negocio donde todo es de plástico... ¡y kitsch! Para nada caro, repleto de cositas curiosas y bellezas varias, colorido a más no poder y lleno de alegría.




Entonces Ámsterdam de atrás para adelante. En más de un sentido.