martes, 9 de septiembre de 2008

Deutschland - Parte 1

Bonn

Todo empezó muy, muy tranquilo. Llegué un lunes pero Gerd me esperaba el miércoles, así que me quedé dos días en el Jugendherberge Bonn-Venusberg (albergue estudiantil Bonn-Venusberg). Me hice la loca y gasté en una habitación individual. Y estuvo bueno porque después de un mes de estar de huésped en casa ajena, necesitaba un poco de espacio propio. Como el albergue está un poco alejado de la ciudad, por primera vez tuve una idea de lo verde que es Bonn.

Fueron dos días muy relajados: lavé ropa, escribí correos-e (¡35!!), bajé las fotos, terminé de darle forma al post sobre Bélgica y me acosté temprano para recuperar energía. Al día siguiente, visité el Frauenmuseum (Museo de la Mujer) donde había una muestra muy variada e interesante sobre la participación de las mujeres en los juegos olímpicos a través de los años. Estar en ese museo me hizo sentir un poco en casa: tuve la oportunidad de hablar con algunas de las artistas encargadas del lugar y me dio la impresión de que esas mujeres realmente se rompen el lomo para que el lugar siga funcionando, para difundir la obra de mujeres de todo el mundo y seguir trabajando por la igualdad. También fue un poco como estar en los 60.



El miércoles Gerd me pasó a buscar y a partir de ahí empezó otra etapa. Como buenos macro, lo primero que hicimos fue… ¡compras! Así que volvimos al centro y visitamos uno de los tantos supermercados bio (= orgánico). Nos estoqueamos con productos varios y, después de dar otra vuelta por el centro, partimos hacia su casa a cocinar.

Gerd suele decir que vive en un lugar de cuento de hadas pero aún esa descripción no le hace justicia a la belleza de la zona. Su departamento está en el último piso de un edificio que por fuera parece una casa enorme. En cualquiera de los balcones que uno elija para asomarse se encuentra una hermosa vista de las montañas (en inglés, “The Seven Mountain Range”).



En Bonn tuve la oportunidad de una bicicleteada a lo largo del Rhein, subir a la torre del Godesburg y ver las fachwerkhäuser.











Y la delicia de disfrutar en el lugar de los hechos la más maravillosa historia que haya escuchado jamás. Esto es lo que Gerd me contó:

“Hace muchísimos años, posiblemente en la época de las cruzadas, un caballero llamado Roland viajaba por estas tierras. Cansado por la travesía, descubre a la distancia un castillo en el cual le gustaría hospedarse, y emprende el camino hacia allá.



En el castillo lo recibe el señor con mucho gusto y, como era de espera, su bella hija. Digno de cualquier historia que se precie de tal, Roland y la doncella se enamoran y deciden casarse. Pero, maldita su suerte, antes del gran día Roland es llamado por su señor a luchar en tierras lejanas. Quedan entonces pospuestos los planes de casamiento y de construir el castillo propio hasta la vuelta de Roland, que parte irremediablemente. Durante dos años la doncella no tuvo ninguna noticia de su amado: jamás recibió una carta, nunca un mensajero se acercó a traer buenas nuevas. Desconsolada decide que, si no va a casarse con Roland (lo da por muerto), entonces sólo podrá casarse con Dios y dedicarle la vida ingresando al convento.



Habitualmente, las novicias debían esperar dos años para dar el paso definitivo e irreversible, pero nuestra heroína por provenir de la nobleza hace uso del dudoso privilegio de evitarse ese trastorno. Hace los votos, ingresa al convento para desaparecer para siempre del mundo de los simples mortales con tanta mala suerte que justo al día siguiente su amado regresa, maltrecho, de su larga aventura.

Desconsolado y con el corazón roto, Roland decide hacer lo que le parece más lógico (el suicidio no hubiera sido suficiente sufrimiento): construye su morada




a lo alto de una colina que le permite ver el convento desde su ventana todos los días de su vida.”

Saborear esta historia parada a pocos metros del Rolandsburg es un privilegio difícil de poner en palabras. Agradezco infinitamente a Gerd por su maravilloso relato. Si mi visita hubiera terminado ahí, hubiera estado ya más que satisfecha.

Pero todavía hubo más en Bonn. El Haus der Geschichte der Bundesrepublik Deurschland (Casa de la Historia de la República Federal de Alemania), que lo que tiene de interesante es que es un museo que empieza el relato a partir del fin de la segunda guerra. Impresiona ver cómo en pocos años pudieron reconstruir un país y, por supuesto, uno se da cuenta más claramente que esos cambios, la oportunidad de volver a levantar cabeza no son posibles sin decisión política a nivel internacional. ¿Demasiado obvio? Puede ser, pero el ver una historia exitosa lo hace más nítido y palpable.

Como no podía ser de otra manera, también visité el Kunstmuseum Bonn (Museo de Arte Moderno) donde me impresionaron August Macke, Gerard Ritcher y Jürgen Partenheimer.



Couple at a garden table, August Macke



256 Farben, Gerard Ritcher



Large mixed media, Jürgen Partenheimer.

El sábado fue un día tranquilo de descanso hasta la tarde, realmente nublado y lluvioso como para salir. Pero la única excursión del día fue lo suficientemente bella como para no necesitar más: cruzar el Rhein en ferry con Gerd y Biene, y la ascensión al Schloss Drachenburg (Palacio Drachenburg, que quiere decir “dragón” según entendí). El palacio ya estaba cerrado, pero igual pudimos disfrutar de esta hermosa vista:





Y nuevamente, la delicia de una historia antiquísima en las cercanías de las ruinas, que agregaré próximamente.



[historia del dragón]

Así que, como podrán ver, la sensación de Gerd de estar viviendo en un cuento de hadas tiene un por qué.

Köln (Colonia)

El domingo nos acercamos a esta ciudad donde nos encontramos con Uwe, amigo de Gerd y Biene, que ofició de guía turística.

Fuimos a una antiquísima iglesia St. Gereon's Kirche, cuya construcción empezó en el año 500 DC. Con el correr de los siglos, distintas partes se le fueron agregando. Y, como tengo más c… que cabeza, justo el día de nuestra visita coincidió con que permitían la circulación irrestricta dentro del lugar. Así que tuve la oportunidad de ver la cripta y algunas pinturas que habitualmente están guardadas.



Luego, la Catedral. Inmensa, bellísima, llena de gente, visita hecha más intensa y feliz gracias a recibir ¡una llamada de mis padres! (Ah, sí… ¡Tengo celu europeo!) Con la energía de la breve conversación, logre subir los 500 y tantos escalones hasta la punta de la torre. Atontada por el cansancio y la imponencia de la vista, no tomé ninguna foto pero con ésta creo que se dan una idea.



Köln no termina aquí. Mientras los alemanes retozaban por allí, hice una recorrida a toda velocidad (¡una hora y media no es nada para estos lugares!!!) por el Ludwig Museum (museo de arte moderno de Colonia) y allí me encontré con un ala dedicada enteramente a Picasso: dibujos, pinturas, esculturas, cerámicas, bellezas todas.


Les Demoiselles d'Avignon, Pablo Picasso.

Y también descubrí a Natalia Gontscharowa, Max Ernst, Max Beckmann y vi más Magritte que en Bélgica.


The Orange Vendor, Natalia Gontscharowa


Los cormoranes, Max Ernst


Family picture, Max Beckmann


Presencia de la mente, Rene Magritte

Y para el final, queda la experiencia “Cerveza en Alemania”, aunque debería decir en Köln. Sólo en Köln tienen 130 y pico marcas diferentes de Kölsch, que es la variedad típica del lugar. De las 130 probé sólo 3 (sí… la macrobiótica se fue al demonio por el resto del día después de eso…) ¡y me gustaron todas!!! Probé Führ, Peter’s y Mähler. ¡Deliciosas!

Además uno va a la fuente a tomar la cerveza: en la mismísima brewery. Y es maravilloso todo el ritual del pub: los mozos son hoscos a propósito, como cobran un salario bajo y lo demás es comisión si no pedís algo como la gente te miran con mala cara (¡Imaginense! ¡Yo pedí manzana asada!!!!). Pero es todo parte del show, al final uno consume lo que realmente quiere y no te hacen problema. Así que gracias a Uwe por el mini-tour cervecero.



Y gracias mil a Gerd que realmente fue una maravilla de anfitrión.



PD: ¿Me creen si les digo que esta es sólo una parte de las cosas que viví??? Más personalmente cuando les muestre las fotos.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy lindo Picasso y todos los demás... pero ya sabés Mana, yo quiero fotos del museo Mercedes Benz, BMW o VW... Y si vas al de Audi sos mi Mana-ídola por el resto de la eternidad!! ja ;-)

Mano

PD: Subanempujenestrujenbajensen!!

Anónimo dijo...

Qué lindo!!!! Suspiro de tanta maravilla.
Ah, y Roland... qué Garrós!
Jurujujaja
Besos, te quiero,
Sofi

Haru dijo...

*Mano querido, voy a abusar de que estoy lejos y de que soy la favorita porque soy tu única mana, y te digo que... no voy a poder ir a los museos de autos... :-( Pero mandé por correo a lo de los viejos unos folletos que te pueden interesar.
PD: ¿Qué es "ajtún"???

*Sofi, preciosa. La chispa de siempre, me río de Janeiro desde acá. Besos y te quiero, M

Anónimo dijo...

Ufa... y encima no te puedo quitar el título de favorita... no es justo!!

PD: ATENCIÓN!! (pero esto no es de recuerdos de la infancia sino de películas con nazis... ja)

Besos bajo protesta,
Mati

c. dijo...

y no te llevaron a la casa de nacimiento de Beethoven, en Bonn? allí me temblaron las patas, amiga!

gracias pro seguir compartiendonos tu viaje, hermosa!