martes, 30 de diciembre de 2008

Ámsterdam - The End

Doce preciosísimos últimos días en A-dam.

Marja y mi Bélgica

Volví a ver a Marja, mi amiga holandesa. A pesar de que habíamos planeado que viniera a cenar a casa de Ceci, cené nuevamente en su casa. Alyssa, su hija, estaba enferma. Tuvimos también una sesión de puesta al día de novedades, pero a la holandesa claro. Es decir, un encuentro bastó mientras que con Ceci fueron noches de laaaargas sobremesas.

Marja tiene muchos proyectos en los que quiere incorporar la cocina macrobiótica, así que estaba muy interesada en que le contara cómo había sido mi experiencia con Mieke en ese sentido. Fue muy lindo descubrir que este mes que pasó fue mucho más intenso y profundo que “hacer un curso”. La expectativa de Marja era que yo le contara estilo 1, 2, 3 lo que aprendí. Pero claro, Bélgica fue más un vivencia. Y aprendí mil cosas, muchas más de las que puedo imaginarme.

Fue un mes tremendamente transformador y se me hizo carne (¡uy, perdón! carne no, seitán...) tan naturalmente que, por un lado, hay un antes y un después pero, por otro, me es imposible hacer una enumeración. Fue Ceci, que no vivió el proceso sino que vio la diferencia, la que me ayudó a poner en palabras. Aunque tampoco tanto. Me gusta que Bélgica sea eso: el delicado encuentro entre cuerpo, mente y alma.

Además Marja y yo hicimos juntas una visita a la granja de Hans y Tianne. En el marco del proyecto de Marja y mi idea de pasar un temporada allí, nos subimos a su auto y allá fuimos. Nos encontramos con un enorme depósito donde fraccionan productos macrobióticos para vender en los mercados y una panificadora donde elaboran delicias. Contrario a lo que yo creía, no cultivan verduras.

Nieuwmarkt - Panificados

Nieuwmarkt - Prod. fraccionados

Se trata fundamentalmente de una comunidad macrobiótica a la que, previo llenado de una solicitud en la que hacen preguntas bastante detalladas, cualquiera puede incorporarse. Llevan una vida bastante regular: se levantan temprano, trabajan en elaboración o fraccionamiento, van al mercado… O se quedan en la casa haciendo tareas domésticas y cuidando de los niños.

Nos contaban que la gente que se suma llega buscando cosas de lo más variadas y vive la experiencia de una manera muy personal también. Está el que iba por un año y se quedó 2 semanas y el que iba por 3 meses y se quedó 2 años. Creo que para la familia den Hoed es el movimiento que genera esta gente lo que los salva del hastío. Es decir, la vida que llevan es muy, muy regular.

Marja decidió que no es un lugar al que le gustaría ir. ¿Yo? ¡Quién lo sabe!

Patricia y su Alkmaar

El día anterior a viajar vino a visitarme Patricia, mi amiga española. Su vida sí que se ha transformado en estos últimos meses. Ya les conté: llegó a Ámsterdam para hacer un curso y encontró el amor. Así que conversamos de su nueva vida en Alkmaar con Raymond, el viaje a Madrid para las Navidades, sus proyectos y mi Bélgica. Fue lindo volver a verla.

Juntas vinos los canales congelados luego de años.



Cecilia y nuestra Ámsterdam

Llegué con un mes de historias para contar y, como era de esperar, Cecilia me recibió con su mes de historias también. Así que, fiel a nuestro estilo, tuvimos largas sesiones de charla.



¡Y al fin pude ver las Linternas Mágicas en acción!!!! La verdad, quedé totalmente enamorada. Pienso, pienso cómo explicarles de qué se trata pero no estoy segura de que se entienda. Hago el intento.

Las linternas son proyectores, básicamente. Viejísimos proyectores de diapositivas a los que les encontraron la vuelta para crear colores, historias, texturas y soniditos. En la práctica lo que sucede es que, en lugar de proyectar diapositivas, se proyectan imágenes que se mueven en fondos de mar o de circo que se acompañan con música en vivo.




La técnica es muy versátil y tiene infinidad de posibilidades. Ceci, que está extremadamente involucrada con el proyecto, se enoja por la negligencia de los holandeses. Es brava la flaca... Y especialmente cuando de trabajo se trata, no acepta compromisos a medias porque claro comprometerse a medias es un contrasentido.

Yo la cargo un poco pero es cierto que con buena voluntad, compromiso y cultura del laburo (que los holandeses no tienen en la misma forma que nosotros con nuestra historia de inmigración y penurias) decía laburo de parte de los músicos y demás participantes, la pieza que ella escribió mostraría su esplendor. Porque imagino que si es bella a pesar de las desprolijidades, sería superlativa tocada por músicos que la sientan.

Drup, la obra de Ceci

Luego de la segunda sesión de linternas, y para que Ceci se relajar luego del disgusto, fuimos a un squat. Los squatters (okupas) tienen un restaurant vegano y orgánico al que tuve ganas de ir literalmente desde el primer día. Pero para la cena faltaba hora y pico, así que… ¡Nos fuimos al sauna!!!

El sauna es un espacio pre-cio-so que los squatters tienen concesionado. Por 8 euros uno se puede quedar el tiempo que quiera y disfrutar del sauna seco, el húmedo, la pileta helada, ir a la cama solar o simplemente relajarse en un apartado en penumbras.



El sauna es totalmente mixto, incluido el vestuario. Para mí, que adoro poder desnudarme sin que me claven ojos de rayos láser, fue el paraíso. Todo el mundo en bolas lo más campante. Y les puedo asegurar que nadie mira. Después de la experiencia en la playa nudista cerca de Mar del Plata sentí la diferencia entre la impostura de simular que no-me-importa-que-estás-desnuda y notar el esfuerzo que implica mirarte a los ojos, y un entorno en el que es tan natural que deja de ser un tema. Nadie lo piensa, todos lo disfrutan. Se disfruta la desnudez propia y la propiedad del cuerpo, en vez de la cosa rapiña de querer comerse el cuerpo del otro con los ojos.

La excepción: un iraní que no salía de su asombro y que tanto Ceci como yo (que hicimos distintos recorridos) nos encontramos en todos lados. Pero claro, el sistema no le da espacio para el desubique.

También fuimos al Noordermarkt, donde los lunes se encuentran puestos y puestos y puestos de segunda mano. Un gran mercado de pulgas, bah. Bellísimo, intenso, colorido ¡y barato! Ropa desde 1,50 euros para que se den una idea. Y a la europea, es decir, ropa con una o dos posturas. El próximo viaje pongo unos jeans y una muda de ropa en la valija y me armo el guardarropa en A-dam.

Ceci se compró una camisa para estrenarse en Navidad y una pollera. Yo, que últimamente me tiento más con un cucharón que con un vestido, compré una cacerolita preciosa por 3 euros y en el puesto de juguetes (nuevos) un regalo para Luisita.

I, me and myself

Mientras Ceci armaba el primer show de las linternas, me fui al CoBrA Museum. Y disfruté.

¿Último museo de cuántos?

Qué cosa... A los 20 solía tener una necesidad visceral de visitar las montañas por lo menos verano por medio. Ahora me pasa con el mar. No la playa, eh. El mar… Necesito escucharlo y verlo moverse. Así que me fui hasta el culo de Holanda, al sur.

Visité Vlissingen. Mezcla de Miramar y Mar del Sur, no podría haber elegido un destino más apropiado. Miramar por los edificios más modernos y Mar del Sur por las playas inmensas y despojadas.






Me sorprendió la cantidad de gente en la playa. Abrigados todos hasta el ridículo pero en la playa. Algunas familias con niños, parejas de todas las edades (muchas, pero muchas de ellas con perros) y yo.



Me alegró ver que había muchos paradores para elegir y que todos estaban abiertos. Temí que me arrancaran la cabeza, pero no. Tomé un té con torta de manzana a un precio más que razonable. Un lugar tremendamente acogedor, ideal para recuperarse de la caminata de 2 horas y media.



En Ámsterdam necesité hacer una pausa el lunes anterior a mi regreso. Fiel a mi estilo pre-viaje, tenía una lista extensísima de pendientes. Pero mi cuerpo y mi cabeza ya no responden igual y no me resulta amable ni me da alegría correr como desquiciada. Así que antes de enloquecer estacioné la bici y me tomé un té en el bar más kitsch del mundo, De Taart van m'n Tante.



¡Y patiné sobre hielo!



Navidad latinoamericana

El 24 fuimos a la casa de Sebastián, artesano maravillo que construye estas bellezas.






Éramos 8 argentinos (3 porteños, 2 cordobeses, una tandileña, un rosarino y la bonaerense que viste y calza), 2 argentino-holandeses, 2 chilenos, 1 chilena-holandesa, 1 boliviana y, para intentar compensar, 1 italiano y 1 holandesa.



Hubo comida deliciosa mezcla del rejunte de experiencias (Ceci y yo contribuimos con sushi, un ensalada de pepino y nori, y postre de manzana y pera con salsa de tofu), guitarreada, mate y algo de baile. A las 12 brindamos por “el flaco”, según propuso uno de los cordobeses.



Último día

Bikram yoga con Ceci, y comidita especial: lasagna macrobiótica.





El destacado absoluto

Es sabido: en Europa los estudiantes mayormente y los ratas en general pueden armarse una casa completa sin pagar ni medio euro. Ahora saberlo es una cosa pero salir a cirujear con una experta del rango de Cecilia es supremo.

La historia es que yo me encontraba tranquilamente esperando que Ceci volviera del correo para preparar la última cena juntas y luego ir a yoga cuando la escucho subir la escalera corriendo con la lengua afuera y sin aliento. ¡Había encontrado un tesoro!!!!

Allá fuimos y esta es la crónica. Huelgan las palabras.









3 comentarios:

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