viernes, 7 de noviembre de 2008

Madretsmá

Justito antes de comenzar el nivel 3, vino Matías a visitarme desde Ginebra. Se quedó sábado, domingo y lunes, y juntos recorrimos Ámsterdam.

Estuvo buenísimo volver a caminar y pedalear por la ciudad con otra persona. Me di cuenta de que, después de la fascinación inicial, había perdido la capacidad de ver el lugar con asombro. Y pude también hacerme un mapa más acabado de la parte céntrica, conectando mentalmente lugares que para mí estaban medio sueltos. Vieron que pasa eso con los lugares, ¿no? A veces uno sabe dónde es La Paternal, Caballito y Boedo por separado pero lleva un tiempo poder ponerlos juntos.

Gracias a la visita estuve en lugares en los que no había estado. El Magere Brug, que es simplemente un puente que atraviesa el río Amstel pero que tiene la peculiaridad de haber sido construido por primera vez en 1691. Aparece además en la peli de James Bond Diamonds are Forever.



Lo cual me lleva a contarles que también estuve en una fábrica de diamantes. Por supuesto, no se fabrican pero sí se pulen. Allí aprendí cómo es que determinan el valor de una piedra y tuve la oportunidad de ver (¡tocar y probarme!!) anillos de 35.000 euros y más. Fue shockeante que junto con nosotros en la visita en castellano había una pareja de colombianos y ahí nomás él le compró a ella un anillo por 1.000 euros que le engarzaron en el momento.

Y les confiezo algo: vieron que yo soy medio hippie, ¿no? Bueno, nada menos hippie que un anillo de diamantes... Y claro, al entrar le digo a Matías: "A mí los diamantes, las joyas, la verdad no me interesan" Y se lo decía en serio, honestamente por supuesto. No estaba careteando. Pero tener la piedra ahí, ver cómo brillan y lo bellísimos que son algunos de los anillos ¡me hizo cambiar de opinión! Digo, no me gastaría ni 1 euro en un anillo de diamantes (ni como inversión ni nada) pero creo que de ahora en más ¡puede ser que me pare más seguido a mirarlos en las vidrieras! "Diamonds are girls best friends", diría Marilyn.

Dejando de lado la anécdota "material girl" del relato, agrego que volví a ir a la biblioteca de Ámsterdam... ¡Guau!! ¡Creo que más de uno de Uds. se quedaría a vivir ahí! El edificio tiene a penas unos 2 o 3 años. Está equipado con Internet por supuesto, catálogo digital, sector de DVDs y CDs, unos ventanales preciosos que dan al río y tienen una vista maravillosa de toda Ámsterdam (en días claros, ¡de toda Holanda!). Y, en palabras de Matías, más que una biblioteca parece una galería de arte.

Una de las partes más hermosas: el sector para niños.



En una de las paradas para descansar con un frío loco, en un día húmedo y nubladísimo, con lluvia casi constante, probé finalmente una de las especialidades holandesas: el arenque crudo servido con cebolla cruda picada bien chiquita y pickle de pepino. Rico, digamos... Detrás del caballero se aprecia el típico puestito de venta de herring.



Otro lugar para el deleite de más de uno: Kitsch Kitchen, un negocio donde todo es de plástico... ¡y kitsch! Para nada caro, repleto de cositas curiosas y bellezas varias, colorido a más no poder y lleno de alegría.




Entonces Ámsterdam de atrás para adelante. En más de un sentido.

3 comentarios:

ziNziA dijo...

yo tampoco gastaría un euro en un diamante... pero si me lo regalan...

Anónimo dijo...

It seems different countries, different cultures, we really can decide things in the same understanding of the difference!
Personalized Signature:我喜欢淮安掼蛋,靖江青儿,南通长牌,姜堰23张,常州麻将这些地方言游戏

Anónimo dijo...

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